La tercera audiencia del juicio por el crimen de Facundo Ferreira, el niño que fue asesinado de un disparo en la nuca, se tiñó de azul. En el debate, en el que están siendo juzgados los agentes Nicolás González Montes de Oca y Mauro Díaz Cáceres, se escucharon los testimonios de cinco policías y dos civiles. Pero ninguno pudo aportar claridad en un juicio oral que se alimenta de las polémicas que generan cada uno de los declarantes que intervienen en la etapa final de este proceso penal que se abrió el 8 de marzo de 2018.
El tribunal, integrado por Wendy Kassar, María Fernanda Bähler y Raúl Cardozo, por el momento se mantienen cautos y sólo se dedican a escuchar y evitar que los ánimos de las partes se alteren.
Estos son los detalles más importantes de las declaraciones que se escucharon en la audiencia de ayer.
Diego Darío Lezcano:
El actual subcomisario confirmó que fueron los hombres del servicio 911, repartición a la que pertenecían los acusados, los que se encargaron de realizar las primeras medidas en la escena del crimen. “Lo hice porque fue la orden que me dieron de la fiscalía”, comentó.
También reconoció que González Montes de Oca y Díaz Cáceres fueron los que marcaron las vainas encontradas en el lugar. “No hay ningún impedimento legal para que lo hicieran”, agregó.
El testigo también informó cómo se había enterado del hecho. “En el grupo de WhatsApp pusieron que necesitaban de la presencia policial en el lugar. Por eso me dirigí hasta ese lugar”, relató el uniformado que fue el que más tiempo declaró.
Sergio Amaya:
Otro efectivo del 911 que estuvo en la escena del hecho. “Lezcano me dijo que desde la fiscalía le habían ordenado realizar las medidas, pero no escuché nada”, señaló. También relató que le ordenaron cerrar el acta que escribía cuando se presentaron los empleados del Equipo Científico de Investigación Fiscal.
El uniformado agregó: “(el amigo de Facundo) comenzó a insultar al personal cuando lo llevaron a la seccional 1a. Nos decía que ya íbamos a ver porque él sabía cómo tenía que declarar en la fiscalía”.
Rubén Darío Ceballos:
“Estaba de parada en General Paz y Entre Ríos. Escuchamos por radio que se necesitaba una ambulancia en la esquina del pasaje Río de Janeiro y avenida Avellaneda. Pensamos que se había tratado de un accidente”, dijo el agente que fue uno de los primeros en llegar al lugar.
“Mi misión fue la de tratar de alejar a las personas para preservar el lugar del hecho. No vi vainas ni ninguna arma”, agregó.
Lucas Ponce:
El también efectivo policial fue el que llamó a la asistencia. “No estaba de servicio y pasé por el lugar. Al observar que mis compañeros pedían una ambulancia y que por radio siempre se demoran, decidí llamar una por mi teléfono particular”, aseguró.
“No pude ver mucho porque yo pasaba nada más por el lugar. Nunca me detuve a realizar ninguna colaboración y, mucho menos una medida”, señaló.
Lucas Aquino:
“Estaba buscando mis pertenencias que guardaba en un drugstore cuando veo que pasan cuatro motos a toda velocidad. Después escucho unos disparos y le pido a la gente que se cubra. Al ver pasar a mis compañeros, me subo a mi moto y voy detrás de ellos”, explicó el efectivo.
“Al llegar al lugar observo a un chico herido y a otro llorando sentado en el cordón (el amigo de Facundo) pidiendo ayuda”, explicó. También aseguró que no vio ningún arma en el lugar.
José Martín Jaime:
El encargado de hacer los planos o los croquis de la Policía de la escena de los hechos, en un primer momento, aseguró que normalmente las vainas son marcadas con carteles por el personal de Criminalística y no por cualquier persona. “El personal policial de la jurisdicción es el responsable de preservar la escena hasta que lleguen los peritos”, indicó.
Pero después, interrogado por los defensores, se desdijo. “Bueno, hay veces que lo hacen los que llegan primero para proteger la prueba”, agregó.
Víctor Ariel Molina:
“Ese día, por las comunicaciones recibidas por el radiooperador se informó que se había producido un enfrentamiento”, señaló el responsable de controlar todos los movimientos que se registran en el servicio 911.
Explicó además que esa información queda plasmada en un ticket que no se pueden modificar. “Se informó que en el lugar se encontraron dos armas de fuego”, indicó, cuando en realidad sólo apareció una.
Jorge Rodríguez
El médico de la ambulancia sorprendió a todos. “Nos informaron que se había tratado de un accidente y por eso actuamos así. Lo llevamos al hospital Padilla porque ahí se derivan a las víctimas que sufren lesiones en los percances”; declaró. “Los policías que estaban en el lugar nos dieron la misma información”, indicó. “Después nos enteramos que había recibido un disparo en la cabeza”, agregó.
Sus palabras obligaron a que los defensores de Díaz Cáceres pidieran un careo con el profesional. El acusado y el profesional se sentaron frente a frente y comenzaron a dialogar sobre esa cuestión. “Le dije que había sido herido de un balazo”, señaló el acusado. “No, nunca supimos de eso y están las grabaciones que nos avisaron que se había tratado de un accidente”, insistió el médico. “Piense un poco lo que está diciendo”, le pidió el procesado. “La verdad es que no recuerdo lo que me dice”, concluyó Rodríguez.
Los jueces dieron por terminado el careo considerando que ambos mantuvieron sus dichos. Aurora Díaz Argañaraz, pidió que se acuse al profesional de falso testimonio. Esa fue la escena más tensa de la audiencia. Estado de nerviosismo que se podría repetir hoy cuando declaren más peritos.
El día 3: los ánimos comenzaron a caldearse
En los juicios hay una ley no escrita: cuando más largos son, más polémicas se generan. Y el debate por el crimen de Facundo Ferreira no será la excepción. Las partes demostraron no tener la misma paciencia que las dos primeras jornadas. Cualquier motivo es bueno para quejarse por una pregunta, porque el testigo no mira hacia donde debe mirar o si las manifestaciones que se generan en la calle generan problemas. “Esta sala jamás impedirá una manifestación. Podemos pedirles que no hagan tanto ruido, pero no más que eso”, explicó la jueza Wendy Kassar en un momento. La pelea por achicar la cantidad de testigos sigue siendo central. “Tenemos que ir achicando, si no el juicio será interminable”, explicó una fuente judicial. En la lista aparecen cuatro personas que estaban en la ciudad de Sunchales (Santa Fe) cuando se registró el homicidio. “No tiene sentido: ¿qué pueden aportar? Esperemos que esto se resuelva”, explicó el mismo profesional.